Aristegui.

Posted on 9:41 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez.




Pase lo que pase Carmen Aristegui ya ganó. Logró atraer a la escena pública asuntos escabrosos siempre eludidos, olvidados adrede en medio de la “democracia bicentenaria” que muchos celebran aún. Todo porque la Presidencia de la República no quiso aclarar algo que en verdad nunca consideró serio, y que de no hacerlo hoy, puede generarle otro problema.
No, esto no es una defensa más a Aristegui. No la necesita. Su elocuencia, su integridad, su valor, lo certero de sus palabras y la certeza de haber hecho las cosas bien, hicieron la tarea.
Por supuesto que Aristegui estudió perfectamente el escenario para poder enfrentarlo. Lo hizo tan bien que el Gobierno Calderonista no tiene una tarea fácil al intentar deshacer la figura de intolerante y caprichoso que pesa sobre él, luego que exigiera una disculpa pública de la periodista que se atrevió a identificar y a “emplear” el momento en que el presunto alcoholismo del Presidente Felipe Calderón, rebasó la esfera del rumor para convertirse en versión; el momento en que la versión rebasó la esfera de lo privado para volverse cosa pública.
A este respecto la periodista ya reconoció que carece de elementos para afirmar la supuesta “afición” y aflicción del Ejecutivo Federal; Sin embargo hoy son más los que desean saber si el inquilino de los Pinos tiene algún problema con la bebida. Por morbo o por genuino interés en la vida pública, el caso es que el deseo “por saber” existe y no será saciado hasta no encontrar una respuesta “objetiva”, capaz de soportar por lo menos una mínima revisión.
Carmen Aristegui fue puntual cuando acusó la presión política que sufren los más de los concesionarios de medios electrónicos, cuando afirmó que si se portan bien les refrendan la concesión; que en contraparte si se portan mal se las detienen o se las niegan. Desafortunadamente, guste o no, la realidad supera a la ficción cuando seriamente observado, se reconoce a distancia el sometimiento de los jerarcas de los medios al poder, olvidando que esos mismos canales deben éticamente orientar y alentar la acción de la opinión pública.
Efectivamente –se cree- una sociedad sin críticos, con criterios uniformes, con observadores de lo “bueno” que hace un gobierno y desapegado de causas justas, y correctas, no favorece en algo a un régimen que se jacte de ser nombrado democrático.
El legislativo, cuna irónica del escándalo Presidencial también salió raspado en toda la trifulca. Son sus integrantes los que con sus omisiones han favorecido la permanencia del poder en el Ejecutivo Federal, en lo que a otorgar concesiones se refiere, con todo y que los disfraces institucionales hagan parecer a otra instancia como la encargada principal.
Aristegui ya dijo que “regresará” al aire si se lava su honor, si MVS Radio accede a reconocer que fue presionado para despedirla. La Presidencia tendrá seguramente que “sacrificar” a alguien para hacer creíble sus disculpas y apelar después al tiempo para que el agua se enfríe, porque de eso a someter al Presidente del país a exámenes médicos para satisfacer dudas -decíamos- morbosas o genuinas, hay mucha distancia de por medio.
A todo esto, vienen a la memoria los colegas que en Tabasco han enfrentado una escena similar a la de Aristegui con sus notables diferencias. La presión política logrando su objetivo de censura y comodidad en un “gobierno que todo lo hace bien”, modificando una relación de empresario con el gobernante en turno hasta hacerla contubernio, dejando en indefensión total, con el espíritu vacío y sin ganas de ejercer la libertad a quien la sufre.
Ahora mismo se desconoce cuántos gobernadores, cuántos alcaldes, cuántos diputados y hasta regidores viven en el exceso, teniendo en sus manos las decisiones torales de este México suyo –no nuestro- cada vez más extraviado.

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